De las mejores experiencias que un amante de la fotografía puede tener, es definitivamente coger un poco de ahorros, desocupar la cámara y mochilear rumbo al desierto.
En ese entonces, fue relativamente fácil porque vivía en Madrid y contaba con un grupo de aprox. 20 personas, lo que hacia el viaje más económico. Recomendación: mujeres vayan con hombres en el grupo. A nosotras en realidad no nos pasó nada raro ni malo, pero algunos aseguran que en esa cultura los hombres al ver mujeres solas pueden abusar un poco, así que para evitar ir en grupo, con hombres y ojalá con un guía nativo.
Todo comienza con el impactante y precioso aeropuerto en Marraquech, a propósito un vuelo desde Madrid Low cost sale bastante económico si se hace con tiempo. Una vez llegue, le sugiero cambie plata en el aeropuerto, se que es más costoso que en la ciudad, pero en una ciudad y país que desconoce el manejo, la lengua y las costumbres es mejor "perder"unos cuantos euros, pero ir a la fija.
En mi caso, el guía tenia el negocio montado, nos recibieron en dos vans y nos llevaron directo al hotel, un lugar antiguo, con los pisos y paredes adornados de preciosos mosaicos, un ambiente húmedo y olores a condimentos extraños. Al salir estábamos muy cerca de la Medina, un abrumador sitio lleno de personas caminando a una alta velocidad, con el comercio en todo su resplandor, domadores de serpientes, tuk tuks por las calles, sirenas, un leguaje irreconocible y una mezcla de olores entre orines y curry.
Cuando uno entra al mercado se encuentra con majestuosas lámparas, artesanías, zapatos, pashminas, utensilios de cobre y plata, comida, y todo a muy buen precio, es altamente aconsejable pedir descuento, al ser buenos comerciantes tratan de adivinar el idioma que uno habla y se lanzan a la venta, igual si no se entienden muestra en la calculadora el costo del articulo por el que está interesado y de ahí eche mano a la mímica o imaginación para hacerse entender.
En definitiva este es un lugar lindísimo para disparar una y otra vez con la cámara; a unos cuantos metros se ven mujeres pasar con turbante, en donde lo único visible son sus ojos puestos en nosotras, la bandera es otro de los símbolos que está muy visible en las calles y la foto del rey está pegada en las calles y casas rindiéndole un particular culto.
Con respecto a la comida, es de buen sabor, algo condimentada y a buen precio. Es importante mencionar que si usted suele ser delicado del estómago, es mejor que se abstenga a recibir té (acto de simpatía que el local le puede hacer) y comprar comidas en la calle. Lo menciono porque varias compañeras de viaje, pasaron una experiencia fatal durante Marruecos y no disfrutaron por estar en el baño.
Desde ahí, hay que seguir un recorrido de varias horas para llegar al desierto. Un lugar espectacular que parece infinito, los dromedarios hacen también lo suyo con la experiencia que brindan a los visitantes, es toda una novedad la subida y acomodarse al paso de este. Pero, la mejor parte llega a la hora de la caída del sol, es como si el Universo se paralizará por unos instantes y quedaras solo con el sol, la arena y el dromedario.